¿Cuáles son las cinco películas que más me gustan?

Cuando pienso en ello me vienen varias a la cabeza de golpe, pero puede ser trampa, porque en primer lugar me vienen las últimas que he visto y que me han gustado, y no por ello son las cinco películas que más me satisfacen. Creo que aquí hay un componente nostálgico bastante grande que cambia toda la selección.

Creo que la lista de mis películas favoritas podría ser la siguiente:

· Alien, el octavo pasajero (1979) Ridley Scott

· Aliens, el regreso (1986) James Cameron

· Terminator 2, el día del juicio final (1991) James Cameron

· Parque Jurásico (1993) Steven Spielberg

· El señor de los Anillos: la Comunidad del Anillo (2001) Peter Jackson

El orden es cronológico, no de preferencia. Todas ellas me encantan. Me propones ir a tu casa o al cine para ver cualquiera de ellas, y aceptaría de buen grado sin pensármelo mucho.

Un punto en común que tienen todas ellas es que fueron portentos visuales repletos de efectos especiales. Literalmente me entraron por los ojos, dejándome pegado en la butaca (Alien y Aliens en el asiento frente a la televisión de culo del comedor, porque no las vi por primera vez en un cine).

Las desventuras de la teniente Ripley me fascinan por varias cosas: aparte de por convertir espacios futuristas y, en apariencia, seguros en lugares oscuros y aterradores, por la cantidad de incógnitas que hay a su alrededor (no, no hay nada previo a Alien en cronología. Prometheus (2012), ¡cuánto te odio!). ¡Era un universo atiborrado de misterios! ¿Qué son los xenomorfos (el nombre que le dieron en Aliens a los aliens, aunque en la versión doblada al castellano dijeron «xenoformo»)? ¿Quiénes eran los tripulantes de la nave que los transportaba y cuáles eran sus intenciones? ¿Una nave prisión? ¿Los aliens podrían ser una especie en peligro de extinción que era llevada a un lugar seguro? ¿Un arma biológica? No había una respuesta clara a ninguna de esas cuestiones, y eso fue uno de los grandes aciertos de sus directores, Ridley Scott y James Cameron. Pero, ante todo, me pasmaba la criatura que daba título a las películas. El alien. Su crueldad, su aspecto, sus etapas de crecimiento, su superioridad sobre los tripulantes de la Nostromo, la Sulaco o los habitantes de Hadley's Hope. Un soberbio diseño de H. R. Giger que fue expandido por la imaginación de James Cameron y Stan Winston (Ay, ay, esa reina alien). A día de hoy sigo comprando algunas de las figuras a escala de los aliens que salen a la venta.

Con Parque Jurásico, Terminator 2 y La Comunidad del Anillo me pasó algo parecido: no sabía qué podía esperar de ellas.

En la aventura jurásica (casi todos los dinos son del cretácico, pero ¿a quién le importa eso?) de Steven Spielberg me esperaba algo mucho más amigable y aburrido, con unos simpáticos dinosaurios que se mostrarían dóciles con un grupo de turistas que iban a verlos, tal vez hubiera alguna persona malvada que quisiera hacer daño a alguno o llevárselo del parque, pero no esperaba ni por asomo escenas tan fantásticas y cargadas de tensión como el ataque del tiranosaurio rex, la persecución de los velocirraptores, la estampida... acompañado todo de la fantástica música de John Williams. Ese año me hice con varios dinosaurios de la colección oficial de la película, que a día de hoy aún atesoro, y el casete con la banda sonora.

Terminator 2, otra de James Cameron, fui con mi abuelo a verla sin habérselo pedido; supongo que en este caso fuera mi padre el que acordó que me llevara él. Otro dato importante a tener en cuenta es que yo no había visto la primera. Iba en blanco. La primera secuencia: una carretera, coches y una niña columpiándose entre carcajadas a cámara lenta que desaparece en un fundido blanco para mostrar a continuación una ciudad nocturna arrasada…, ya me creo gran interés. ¡Pero ver ese pie robótico, aplastando una calavera en el mismo parque en el que jugaba la niña, aumentó mi atracción por lo que estaba viendo a niveles estratosféricos! Después de eso, la película no hizo más que mostrarme escenas espectaculares (la persecución en los canales, las transformaciones del T-1000, el ataque a Cyberdyne Systems, la persecución hasta la fundición…) que recrearía en casa con los muñecos de acción de los que disponía durante meses, hasta tener en mis manos el VHS. Sí, también me hice con algunos de los muñecos oficiales que salieron de la película.

La Comunidad del Anillo me pilló más mayor y menos impresionable. Fui a verla sin esperar grandes cosas. No había visto ningún tráiler ni leído nada, por esa época aún no tenía internet. Tampoco había leído los libros, pues me parecían enormes y ni las novelas ni las películas de fantasía épica se encontraban entre mis favoritas, salvo Willow (1988) Ron Howard. Pero como ocurrió con Terminator 2, el principio ya me atrapó. Y después cada escena, y el mimo con el que estaba hecho todo, hicieron que las cerca de tres horas que duraba se me pasaran volando, deseando que llegaran cuanto antes las navidades de los años siguiente para ver Las Dos Torres (2002) y El Retorno del Rey (2003). Para el recuerdo siempre quedarán el inicio, las minas de Isengard, Moria y la lucha final en Amon Hen. En este caso no me hice con ningún muñeco, pero sí con un Anillo Único.

¡Qué recuerdos! Y cada vez que las veo noto un poco de aquella sensación de estar ante algo impresionante.