Mentiría si dijera que cuando no escribo y me entrego a otra tarea mi cerebro desconecta todos los procesos que utilizo en la escritura. No. Casi siempre alguno está activo, incluso cuando duermo veo escenas que tienen que ver con las ideas que se me han ocurrido durante el día, y a veces pueden llegar a reactivar el modo escritor al cien por cien con un estímulo que proceda de lo que esté haciendo y sea de utilidad para lo que estoy escribiendo en ese periodo de tiempo. Una conversación con un amigo. Una frase que mis ojos capten de los textos del libro que leo antes de dormir. Una acción que me salga tremendamente bien o tremendamente mal en alguno de los videojuegos en los que estoy enfrascado. Una escena que vea en una película. Siempre tengo al escritor interior dispuesto para tomar notas. A pesar de ello, no suelo parar en lo que esté haciendo para apuntarlas en una libreta o realizar una grabación de audio (me regalaron una grabadora portátil para tal fin, pero vino defectuosa y tuve que devolverla, y fue sustituida por un Funko Pop gigante de Pennywise. Hola, Aure), se me suelen quedar sin problema en la cabeza. Aunque si estoy con alguien, esa persona puede notar que hago una leve pausa o mi cara toma una expresión risueña de repente.
Como bien puedes haber notado, entre las tareas que uso para desconectar están el cine (tampoco hago ascos a una buena serie), los videojuegos y la lectura. En eso suelo gastar mi tiempo libre. Pero, aunque sean artes distintas, siempre busco contenidos que estén englobados en la acción, fantasía, ciencia ficción o el terror. Mis géneros favoritos.
En cuanto a videojuegos siempre prefiero juegos cooperativos de acción para pasarlos con mis amigos. Una buena campaña en la que mis compañeros y yo vencemos al malo de turno o salvamos un mundo (ya sea el nuestro o cualquier otro) de la aniquilación es con lo que más disfruto, pero no digo que no a un enfrentamiento sin cuartel entre nosotros o con otros jugadores. Algunas escenas de mis escritos se basan en eventos que se dieron en confrontaciones contra oleadas de zombis, Covenant, Locust, Helghan o cualquier enemigo que hubiera que derrotar. Los juegos de deportes y conducción no son lo mío, pero si tengo que jugar, lo hago.
Aparte de pasatiempos, también son herramientas muy útiles para vencer a uno de los mayores enemigos de un escritor: el bloqueo. A veces la inspiración no tiene la forma de ninguna de las nueve musas, sino la de una agradable tarde haciendo lo que más te apetece, alejado del espacio en el que estás atascado. Esto vale para todo tipo de campos.
Poder distraerte y con quién es tan importante como comer y dormir, y ayuda a que lo que luego hagas en tu trabajo sea más productivo.
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